Segunda parte de esta entrevista de Stan Lee publicada originalmente en el año 1977, en la revista Quest. Para muchos historiadores y fans de los cómics, este documento es una muestra de la tendencia de Lee de crear una mitología en torno a su persona, de magnificar sus logros y negar la influencia de otros creadores en sus ideas. Sin embargo, el artículo se refiere más a la vida de Stan, su primer contacto con el negocio editorial, el insipiente mundo de los comic-books a finales de los años 30, distintas anécdotas sobre la sociedad y la cultura de la época, y como ésta fue evolucionando, en torno a los comics, durante más de tres décadas. La figura de Stan Lee, y por añadidura Marvel Comics, es fundamental para entender la evolución del comic book desde simplemente un artículo para pasar el tiempo, desechable, hasta su resurgimiento gracias a la era marvel a principios de los 60's, en los que el cómic se convierte en un artefacto cultural y popular relevante.
Excelsior!!
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CÓMO INVENTÉ A SPIDERMAN - PARTE II
por STAN LEE
Cuando tenía alrededor de 10 años, solía leer una revista pulp llamada THE SPIDER (La Araña), y cuyo subtítulo era "MASTER OF MEN" (Amo de los hombres) Quizás fue este subtítulo el que me llamó la atención, pero para mi manera de pensar pre-adolescente e impresionable, The Spider era el personaje más dramático que yo hábía conocido. Estaba justo al nivel de DOC SAVAGE y THE SHADOW. Incluso mejor, como no era tan conocido como estos otros, me daba la sensación de que sus fans pertenecían a una especie de club secreto. Así, cuando buscaba un nombre para el título de nuestro nuevo súper-héroe, recordé mi viejo pulp favorito ---- y el nombre Spider- Man de inmediato tuvo sentido. No me importó tomar prestado parte del nombre de The Spider, ya que todos los otros aspectos de nuestro personajeserían completamente diferentes. Estaba determinado a hacer que nuestra nueva creación fuera la más original y nuestro personaje el más único que hasta el momento se hubiera presentado en los comics.
Incluso al hombre que escogí para ilustrar las aventuras de nuestro lanzador de redes representaba un cambio frente a las tiras de súper-héroes usuales. Steve Ditko era tan buen artista, dibujante y planeador gráfico como uno pudiera encontrar. En vez de ilustrar criaturas fantásticas, con músculos saliéndoles de los músculos, Steve podía dibujar personajes que se parecían a cualquier hijo de vecino. Cuando la típica tira de súper héroes era exagerada y excesiva, el arte de Ditko era sútil y relajado. Era justo lo que yo quería. Era vitalmente importante para mi que Spider-Man fuera el tipo de personaje con el que una persona cualquiera pudiera identificarse. Y estaba seguro que el arte atípico y alejado de los clichés de Steve podría lograr esto.
Mientras más profundizaba bajo la piel de Spidey para descubrir qué era lo que lo hacía actuar, más me daba cuenta de lo vergonzosamente banales que habían sido los cómics de las décadas pasadas, en términos de caracterización. Los así llamados "tipos buenos" eran invencibles, infalibles y triunfaban totalmente al final de la historia. Los "tipos malos" era siempre ruines, letales y eran irrevocablemente erradicados al momento en que se bajaba la cortina final de la historia. Los tipos buenos hablaban líricamente. Los tipos malos gruñían. Los tipos buenos eran puros de corazón, orgullosos y apasionadamente patrióticos. Los tipos malos eran cobardes, aprovechadores y malos hasta el hueso. Los héroes estaban a un paso de la santidad, mientras que los malos no tenían ninguna cualidad que los redimiera. Disparates! Apuesto que incluso Atila el Huno era bueno con su madre; y Albert Schweitzer probablemente roncaba cuando dormía.
Y así nació otro maravilloso concepto de Marvel. Nuestros villanos ya no serían necesariamente el epítome del mal encarnado; nuestros héroes no sólo tendrían los pies, sino también las pantorrillas y las piernas de barro. Pero cómo podría el lector saber qué era lo que los motivaba? Después de todo, sus diálogos usualmente se limitaban a "Tengo que detenerlo antes que capture a Buckey" o "Gran Scott! Es una criatura de otro planeta" La solución era obvia: darle al lector la chance de meterse en la cabeza de los personajes - enfatizar la reflexión y los pensamientos tanto como los díalogos. Aquellos de ustedes que ya se han introducido en el saber de Marvel, que han seguido fielmente las aventuras de nuestro asombroso arácnido, conocen bien nuestra preferencia por los globos de pensamientos, siempre que tenemos el más pequeño espacio vacío en alguno de nuestros paneles. Nuestros personajes conversan tanto consigo mismos, hacen tantos soliloquios, que incluso Hamlet parece un lunático extrovertido a su lado. Nunca antes los comics habían mostrado tanto interés por la instrospección; tan agonizantes reafirmarciones internas, por parte de héroes y villanos; tal irrefrenable búsqueda de la verdad, entendimiento y motivación básica.
Así, por primera vez, las historias de los comic-books comenzaron a ser escritas con la misma preocupación por el discurso y la caracterización que las películas del cine, las novelas o las obras de teatro. No quiero dar a entender que el resultado final haría que Ibsen se pusiera celoso. Todavía escribimos para un mercado masivo y luchando por sacar doce páginas al día. Pero estábamos tratando - y estábamos bien encaminados.
Allí afuera habían varias voces de perdición. No puedo decirles cuantas veces escuché, de aquellos que eran más "viejos, sabios y que habían estado en el negocio por más tiempo que nosotros", cómo mi inocente cruzada para actualizar los comic-books traería el colapso total de nuestra pequeña y valiente compañía, si no también de toda la industria. Todavía puedo escuchar sus voces - sabias, persuasivas, implacables.....
"¿Acaso estás loco? Los comics son para niños. Para niños pequeños!!"
"No puedes hacer comics para satisfacer tus propios gustos. Perderás a toda tu audiencia!!"
"Ellos sólo quieren mirar los dibujos. Dales cualquier cosa que requiera lectura real y estás acabado!!"
"No arruines lo que tenemos. No seas estúpido y destruyas lo bueno que hemos conseguido"
Pero logramos mantenernos en nuestro camino. Seguimos escribiendo e ilustrando historias de Spider-Man que mostraban situaciones sorpresivamente realistas, motivaciones cuidadosamente construidas y el diálogo más agudo que yo pudiera inventar. Una de mis estrategias preferidas era el viejo "Que pasaría si...." Qué pasaría si Spider-Man, al estar luchando por su vida contra algún letal villano, se viera aquejado derepente por un ataque de alergía o fiebre? Que pasaría si tuviera que salir a toda carrera a medianoche para ponerse su traje y salvar a la humanidad, pero su Tía May no lo quiere dejar salir por una tormenta que se avecina y él está recién saliendo de un resfrío? Qur pasaría si Spidey recibiera un enorme cheque como recompensa por aprehender a un ruin villano, pero no pudiera cobrarlo porque está a nombre de Spider-Man y él no tiene una cuenta de banco a su nombre ni tampoco tiene ninguna manera de identificarse sin revelar su identidad secreta? Por primera vez en años, los comics empezaban a entusiasmarme de nuevo.
Luego de las primeras historias de este tipo, sentí que realmente empezaba a conocer a nuestro amistoso vecino lanza redes. Llamarlo Spidey parecía tan natural como llamar a mi esposa Joanie. Escribir sus diálogos era ridículamente fácil; simplemente lo dejaba hablar tal como hablaba yo. Gran empatía, cierto? Cuando Spidey se metía en un embrollo, sólo pensaba qué habría dicho o hecho yo en ese mismo predicamento, y listo - ya tenía mi diálogo y mi curso de acción. Pero siempre he intentado mantenerlo en la perspectiva correcta. Nunca he intentado subirme a una pared o balancearme de los rascacielos.
Pero qué hay de los lectores? Qué impacto tuvo el ampliamente anunciado (principalmente por nosotros) "Estilo Marvel" en las hordas difíciles de satisfacer de fanáticos de Spider-Man? Me alegro que pregunten.
The Amazing Spider-Man comenzó a venderse a comienzos de 1963. Antes de eso, estábamos vendiendo alrededor de 17 millones de comic-books al año. En 1964, liderados por la increíble popularidad de Spider-Man, vendimos 28 millones. Para 1968 vendimos 49 millones de copias al año. El año pasado (1976) todavía con Spider-Man liderando nuestra plantilla de personajes, Marvel Comics vendió más de 70 millones de comics y nuestras ventas siguen creciendo. En todo el mundo, Spider-Man vende más de 800,000 copias que Superman. Para mi, el resultado más gratificante de este nuevo acercamiento fue el impresionante cambio de la audiencia que lee comics. El rango de edad de nuestros lectores - previamente de 6 a 13 años - repentinamente aumentó a estudiantes universitarios e incluso más. De hecho, las ventas de comics adicionales provenían principalmente de lectores mayores, y la belleza de todo era que habíamos ganado estos lectores sin perder a los más jóvenes.
Parece ser que Spider-Man, y otros títulos de Marvel Comics, estaban siendo aceptados y disfrutados en varios niveles. Para los lectores más jóvenes habían trajes coloridos, acción, fantasía, emoción y aventuras que eran más grandes que la vida misma. Para los nuevos lectores más grandes, habían argumentos y sub-argumentos inesperadamente sofisticados, un vocabulario de alto nivel, sátira, ciencia ficción y la mayor cantidad de conceptos filosóficos y sociológicos que pudiéramos sacar del sombrero. En el comienzo, la sátira no era completamente intencional. Simplemente trataba de imaginar qué pasaría si alguien con poderes súper humanos realmente existiese y viviera - por ejemplo - en Forest Hills, Nueva York. Luego, tratré de confrontarlo con problemas y situaciones de la vida real. Pensaba que estaba haciendo comics realistas; los lectores más adultos pensaban que estaba haciendo sátira. Si ellos querían llamarlo sátira, quién era yo para contradecirlos?
Me maravillaba también el descubrir que nuestros lectores más jóvenes no se desanimaban por el tipo de vocabulario que se utilizaba, que era más elevado. Parecía como si ellos absorvieran los significados de palabras como cataclísmico, misantrópico, subliminal o fantasmagórico. De hecho, recibíamos cientos de cartas de asombrados padres que nos decían "La habilidad lectora de Johnny ha mejorado en un 100 por ciento, igual que sus deberes escolares - especialmente gramática y composición - desde que empezó a leer los comics Marvel!"
Desde la década pasada que he estado viajando por el país exaltando las virtudes de la Spidermania en los campus de virtualmente cada college y universidad, desde Portland hasta Phoenix, desde Seattle a Saratosa. Se asombrarían del tipo de preguntas que recibo, preguntas que van desde "Cómo puede ver Spider-Man a través de esos paneles opacos en su máscara?" hasta "Filosóficamente, cómo se pone en la balanza el síndorme de culpa de Spidey con sus tendencias maniaco depresivas y su hiper neurótica extraversión?" Y estas ni siquiera son las más complicadas! Más allá del lenguaje y el dibujo para adultos, parece haber algo acerca de Peter Parker y su alter ego disfrazado que encantan a sus millones de admiradores, incluyéndome a mi. Déjenme esbozar una teória de por qué Spider-Man ha disfrutado una popularidad tan grande y vasta en todos estos años.
Es muy seguro asumir que tú y yo tenemos una cosa en común con el resto de la humanidad. Por muy atractivos, deseables y cautivadores que seamos, todos tenemos cierto nivel de maliciosidad - sólo lo justo para hacernos interesantes. Podemos querer genuinamente a nuestros amigos; podemos respetar y admirar a un gran número de personas, deseándoles lo mejor en todo lo que hagan pero incluso así no queremos que tengan tanto éxito. Si a un amigo cercanos o a un familiar le va bien, nosotros nos alegramos. Pero si le va mucho mejor que a nosotros, realmente no nos molestaría que se encontrara un bache en el camino de vez en cuando. Realmente no queremos que alguien sea mucho mejor, más rico, más atractivo, inteligente o suertudo que nosotros. Por lo menos no tanto. De hecho, si alguien que queremos puede ser un perdedor de vez en cuando, es generalmente más fácil que el amor florezca y crezca. Nada crea un afecto más genuino y duradero que el saber que el otro es un poco - sólo un poquito - inferior a nosotros.
Bueno, así pasa con Spider-Man. Con todo su poder, cerebro y fama, el pobre chico tiene muchos más problemas, muchos más baches en el camino que un tipo normal como uno. Cuando se leen sus extrañas y maravillosas aventuras, incluso cuando nos asombramos con sus poderes sobre humanos, nos encontramos teniéndole lástima, simpatizando con cualquiera que pueda tener tantos problemas y mala suerte como él. Seguro, es un súper-héroe. Seguro, es un ejército de un sólo hombre. Seguro, es prácticamente indestructible. Pero uno está mucho mejor que él. Nosotros podemos manejar las pequeñas vicisitudes de nuestras vidas mucho mejor de lo que él lo hace. Incluso cuando a él se le considera un leyenda viviente, nosotros podemos sentirnos superiores a él. Ahora, cómo evitar amar a un tipo como ese?
Y después de todo eso es lo que Spider-Man nos está diciendo sobre nosotros mismos y el tiempo en el que vivimos. Incluso cuando está de moda lamentarse por nuestra falta de héroes - la desaparición de nuestros Joe DiMaggios o Winston Churchills- es muy posible que la era de los héroes más grandes que la vida misma haya pasado para siempre. Nos hemos puesto muy sofisticados. Nos hemos vuelto muy cínicos. Los sucesos de las últimas décadas pasadas nos han vuelto suspicaces, nos han hecho dudar de nuestros líderes, nuestras figuras públicas, nuestros políticos. Qué pasó con el tiempo en el que podíamos llamar a nuestros políticos "estadistas", sin sentirnos ridículos?
Todos nuestros Vietnams, Kent States y Watergates nos han pasado la cuenta. No es que no queramos héroes. No es que no busquemos a alguien a quien imitar, admirar, idolatrar. Pero hasta que las ondas de choque de nuestro pasado reciente no hayan pasado, y finalmente estemos preparados para creer otra vez, nuestros héroes deberán ser de otros moldes. Tendrán dudas y serán falibles. No serán ni mejores ni peores que nosotros. Hemos soportado mucho y no dejaremos que nos hieran de nuevo.
Así que brindemos por Spider-Man. Brindemos por una nueva raza de súper héroes. Él nunca nos va a desilusionar porque nunca hemos esperado mucho de él. Podemos entenderlo y simpatizar con él. Y si es que sus poderes son mayores que los nuestros, también lo son sus problemas. Él es nuestro tipo.
Nuff Said!!
Entrevista disponible en:
http://kirbymuseum.org/blogs/dynamics/2011/08/27/how-stan-lee-invented-spider-man/