Luego del gran acierto que fue la publicación de la serie Marvels (1994) de Kurt Busiek y Alex Ross, la Casa de las Ideas buscó capitalizar la fórmula del "mundo de súper héroes visto por un hombre común" Así, por ejemplo, en Código de Honor (1997) el protagonista fue un policía, mientras que en Marvels: El Ojo de la Cámara (2008) vuelve el protagonista de la historia original, Phil Sheldon, para dar su perspectiva del universo Marvel, esta vez desde su retiro. Otro ejemplo podría ser Conspiración (1998) un cómic que ya reseñé en este blog y cuyo protagonista también es un periodista del Bugle: en esta última historia, el enfoque está en la gran conspiración que ocultarían los momentos decisivos del universo Marvel.
Por cada beso, un disparo en la cara. Por cada acción, una reacción. Por cada evento, existe en potencia un evento reflejo, una posibilidad exactamente opuesta. Si el mundo que conoces es uno de maravillas, donde hombres sin miedo se enfrentan al horror desarmados y mujeres voladoras cabalgan las mayores alturas del clima.... entonces sólo a un pequeño error o a una palpitación de distancia, se encuentra el mundo de Ruinas
Ruinas (1995), por su parte, parece estar en el otro lado de la balanza. Mientras que Marvels tiene una mirada esperanzadora, que da cuenta de la era de prodigios y maravillas que se inicia desde fines de los años 30, con la aparición de Namor, el Capitán América y la Antorcha Humana original, dentro de la Edad de Oro de los comics, Ruinas se desarrolla de la forma más oscura posible, con la premisa: ¿Qué pasaría si todo lo que pudiese salir mal, realmente saliera mal?
Escrito por Warren Ellis (Transmetropolitan, The Authority) e ilustrado por Terese Nielsen, Ruinas surgió aparentemente como una parodia distópica de la obra de Busiek y Ross. En el universo de Ellis todos los prodigios han sido pervertidos horriblemente y todo lo que podría haber sido maravilloso y prodigioso ha dado un giro hacia lo oscuro y terrible. En efecto, en Ruinas todo lo que puede salir mal, saldrá mal: experimentos científicos, bombas gamma, viajes al espacio, mutaciones; todo se convierte en accidentes terribles, que usualmente terminan con la muerte o mutilación de los personajes. El tono sombrío de Ellis se mezcla a la perfección con las ilustraciones de Nielsen, que presenta un estilo que a ratos es realista (como en Marvels) y en otros totalmente abstracto, dando cuenta del caos presente en este universo paralelo.
El protagonista de Ruinas es Phil Sheldon, el mismo periodista que fuera el foco central de Marvels, pero que esta vez se dedica a investigar por qué todo ha salido tan mal. Sheldon, al igual que el lector, intuye que los hechos de alguna manera se han torcido y que todo debiese haber sido distinto: que las promesas de prodigios, hazañas de valor y héroes debiesen ser una realidad, en vez de esta triste farse que está viviendo. Así, Sheldon se da a la tarea de viajar por el país recogiendo información y testimonios de este infortunado puzzle, con la intención de dilucidar qué es lo que ha pasado.
Así, este viaje es la excusa perfecta para que Sheldon revisite todos los momentos estelares Marvel, pero desde la perspectiva trágica de Ruinas: El Capitán América, El Hombre Gigante y Iron Man han sido asesinados por el ejército de los Estados Unidos, al oponerse al gobierno opresor del sádico "´Presidente X", que no es otro que Charles Xavier; Wolverine pierde su piel a pedazos, debido a la toxicidad de su esqueleto de adamantium; el Capitán Mar-Vell se encuentra en un campo de concentración para alienígenas sufriendo de cáncer, luego de una fallida invasión a la tierra; Nick Furia se ha vuelto loco, mientras que Rick Jones es un adicto a la morfina, luego de contraer cáncer gracias a la bomba gamma. En todos estos encuentros, Sheldon intenta dilucidar qué es lo que ha ido mal, y por qué pareciera ser que no existe salida posible
El periodista del Bugle continúa su viaje, visitando una prisión para mutantes en la que éstos son mutilados para poder controlar sus poderes y un carnaval, donde Johnny Blaze se prende a lo bonzo para ofrecer su espectáculo. Una de las últimas paradas del protagonista es en el hogar de Ben Grimm, que se encuentra recluído en una aislada cabaña: allí, Grimm procede a relatar la muerte de los Cuatro Fantásticos, al convertirse en horribles mutaciones producto de su viaje al espacio y la radiación cósmica. Sheldon comienza a reunir su material, con el que presentará una panorámica de este mundo violento, que parece estar yendo a su perdición. Sin embargo, al final se nos revela otra trágica noticia: durante toda la historia, el protagonista ha estado luchando contra una enfermedad, un virus transmitido nada menos que por Peter Parker, que ha sido mordido por una araña radioactiva. En esta realidad, la mordedura no le da poderes arácnidos, sino una enfermedad cutánea de transmisión letal. Así, ni siquiera el protagonista logra estar ajeno al siniestro destino de quienes participan de esta historia, falleciendo antes de poder dar a conocer al mundo la oscuridad de Ruinas.